
El 25 de abril de 1947 nacía en un barrio popular de Amsterdam un prodigio del fútbol mundial. Hendrik Johannes Cruyff, más conocido como Johan Cruyff. El mejor jugador europeo del siglo XX y unos de los mejores de la historia. Los años setenta fueron suyos y los equipos en los que jugó, fueron los más ofensivos y vistosos de ver: el Ajax, Barça y Holanda, con el malogrado Rinus «Mister Mármol» Michels. La aparición de este estilo de juego supuso una convulsión, el fútbol se hacía más descarado, rápido y espectacular, y el futbolista más polivalente. Los cambios constantes de posiciones entre los jugadores eran una premisa fundamental. Todos jugaban de todo, los futbolistas cambiaban de banda con asiduidad, algo poco común en la época. Y el mejor ejemplo de esa nueva concepción era Johan Cruyff, jugador polivalente que se movía con soltura por diferentes zonas del campo, y no de cualquier manera, lo hacía siempre con elegancia. Verle conducir la pelota era una gozada para el aficionado y un suplicio para el rival, poseía un cambio de ritmo que destrozaba a su marcador con suma facilidad. Ver a Johan era verle controlar la pelota con sutileza, arrancar con una explosividad inusitada, para luego frenarse en seco, y después volver a «salir» con la velocidad que le daban sus largas piernas. Ante esto, el rival solo le quedaba rendirse ante la evidencia. Sin duda, era la potencia con control, tenía uno de los mejores regates de la historia junto a Garrincha, Maradona o Messi, y definía con espectacularidad (el gol vs Real Madrid 0-5, donde regatea a dos rivales en una baldosa para luego batir a García Remón, o a Reina portero del Atlético de Madrid, cuando literalmente voló para meter la pelota en la red, de ahí que muchos le llamen «el holandés volador»). Muchos fueron los equipos a los que llevó su fútbol, pero en el Ajax y en el Barça, más que dejar huella, estableció un antes y un después de su aparición. En el equipo de Amsterdam, «el flaco» tuvo sus inicios futbolísticos y se consagró ganando tres Copas de Europa. En el FCBarcelona, el mítico 14 no alcanzó grandes títulos, pero quedo para siempre en la impronta de los culés ,el cariño…pero sobretodo una filosofía de juego, una manera de afrontar el juego. Todo un crack tanto en los terrenos de juego como en los banquillos, todo un modelo a seguir para aquellos que aman el buen juego.
Firma: Marcelo Torres.